House taping is killing music, and it’s ilegal(British Phonographic Industry, 1.980)
La piratería es un delito(Ministerio de Industria de España, circa 2.004)
La industria y las autoridades tienen muy poca imaginación para diseñar eslóganes y campañas. Las estrategias represivas y de identificación del consumidor de música como criminal no son nuevas, ya lo intentaron los ingleses a principios de los ochenta, cuando el auge de las casetes permitió que la música pudiese difundirse entre amigos y conocidos. Con el auge de las redes p2p los primeros años de la pasada década, volvió el discurso. Igual que veinte años atrás, se lanzó una campaña de criminalización de los usuarios equiparándolos a delincuentes. No, la piratería y el p2p, o el grabarle una cinta o CD a un colega, no son equiparables. Primero, porque no mueve el ánimo de lucro. Segundo, porque, al menos en España, la copia privada, además de un derecho, es legal y la piratería no. Mentira y burdas manipulaciones. Eso es lo que hemos obtenido de los políticos que dicen representarnos, los mismos políticos que sólo han tenido oídos para la versión de la industria y sus chupócteros aprovechados.
Más imaginación tuvieron otros, respondiendo con eslóganes paródicos como «la confección doméstica está matando a la industria de la moda» o «el sexo doméstico está matando a la prostitución». En otra línea, mucho más perversa y políticamente radical, respondieron Culturcide al publicar en 1.986 su celebrado Taky Souvenirs of Pre-Revolutionary America, en el que clamaban:
House taping is killing record industry... so keep doing it!
(Culturcide, 1.986)
Si las copias caseras matan a la industria de la música ¡ponte a grabar! Si el intercambio de archivos está matando a la industria de la música, ¡sigamos adelante! El mayor acto de agresión contra el capitalismo es, efectivamente, no pagar. Sin industria, sin negocio, la música será libre.
No se me escapa, no. Las pequeñas discográficas, aquellas en las que el amor a la música está por encima de las cifras de venta, deben subsistir. Y lo harán. Unas no podrán aguantar, otras crecerán y se convertirán en nuevos monstruos ávidos de dinero. Despreciad a las segundas, pero no lloréis por las primeras. Otras surgirán. Porque los que amamos la música seguimos comprando discos. Seguimos yendo a conciertos, que es hoy de lo que viven la mayoría de los que pueden mantenerse en el «negocio» sin trabajos adicionales. Para ellos, el intercambio de archivos es más positivo que negativo.
¿Demagogia? Quizá. ¿Utópico? Seguro. Pero para eso sirve la utopía, que decía Eduardo Galeano: para caminar.
Post scriptum
La mayoría de los discos que colgaré pertenecen a pequeñas discográficas y/o están descatalogados. En el caso de que no lo estuvieran, añadiré un enlace para comprarlos en las tiendas de pequeños sellos y distribuidoras o en las webs de los artistas. Si te gustan, cómpralos (y si es posible, en conciertos). Son ellos, y sólo ellos, quienes merecen tu dinero. Ni Virgin, ni Sony, ni Amazon, ni la FNAC. Odia al capitalismo. Ama a la música. Destruye la industria. Ya.